Saludos de nuevo. Aquí me hallo para dar conclusión al relato de lo acontecido en la Pingüinada 2019 que anualmente organiza Vespambretta.
Tras un merecido descanso, que no fue tal, nos disponemos a iniciar la ruta hacia Benagéver, al embalse. Y lo de no ser tal, me refiero a lo de descanso, pues toda la noche estuvimos oyendo el viento golpeando las persianas de nuestras habitaciones, haciéndonos pensar lo que nos esperaría hoy en cuanto a viento se refiere.
Con ganas de rodar cogemos la sinuosa carretera y ya podemos darnos cuenta del aire que corre y del frío que hace, las laderas y los pinos nos tapan a veces el aire, pero el frío se deja sentir.
La carretera está muy bien, si acaso algo sucia en algunos tramos con hojas de pino, piñas y alguna rama que el viento ha tirado, pero con cuidado, rodar es un placer.
Otro reagrupamiento, y es que esta vez no tenemos claro hacia dónde tenemos que ir...
Y mientras el grupo decide, yo me hago un retrato con Vespambretta al fondo.
Y aquí llegamos tras una carretera muy bonita en la que hemos tenido que ir muy concentrados, pero disfrutando. El embalse de Benagéber se conoce también como "del Generalísimo" por Francisco Franco, que fue quien lo inauguró, si bien, fue incluído en el Plan de Obras Hidráulicas de 1912 y su construcción se aprobó en 1931 y en 1933, durante la segunda República, comenzaron las obras del "embalse de Blasco Ibáñez"; obras que terminaron en 1955, año en que cambió de nombre. Tiene una presa de gravedad de 110 metros y una potencia instalada de 19 MW, además sirve como reserva de agua para riego y es escenario de múltiples actividades al aire libre y refugio para especies de fauna y flora. Además de todo eso, el paisaje circundante es impresionante, incluso presentando una de sus orillas sin vegetación arbolada perdida en un incendio hace unos años.
Al lado de la presa se puede ver una enorme estructura que corresponde a la fábrica de cemento para la construcción de la presa.
Aguas abajo hacia levante. Unas escaleras se adaptan al quebrado terreno para bajar al fondo.
Otra vista desde arriba, ahora dando el sol en la carretera.
Después de un rato de subida se corona un pequeño puerto
El aire sopla con fuerza aquí arriba.
Ya llevamos un rato largo, incluso hemos almorzado, y dejamos atrás, Utiel, Requena, tierras de Valencia que tanto hemos disfrutado a pesar del viento y el frío.
Y ya estamos subiendo hacia Casas Ibáñez, donde pararemos a comer, aunque algo tarde.
Última parada, para comer, antes de llegar a casa y poder descansar.
Como siempre, hemos disfrutado muchísimo, no ha habido ningún problema técnico ni de otro tipo, el clima entre el grupo es buenísimo, lo que nos anima a seguir saliendo y hacer zumbar nuestros vesperiles motores.
Saludos y gracias a todos.